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La zorra ‘Lizzy’ sigue su idilio con los vecinos de Coratxà La zorra ‘Lizzy’ sigue su idilio con los vecinos de Coratxà
JAVIER ORTI Lizzy es la zorra salvaje que ha conquistado el corazón de Meritxell Esteller y Juan Carlos Martínez hasta el punto de comer... La zorra ‘Lizzy’ sigue su idilio con los vecinos de Coratxà

JAVIER ORTI

Lizzy es la zorra salvaje que ha conquistado el corazón de Meritxell Esteller y Juan Carlos Martínez hasta el punto de comer directamente de su mano en Coratxà, una pedanía de la Pobla de Benifassà, como ya contamos en Vinaròs News. Vecinos de este núcleo poblacional y gerentes del hotel rural, dieron con el animal a mediados del 2019 y desde entonces han hecho un vínculo tan especial con el ejemplar que ya lo consideran un miembro más de la familia.

Juan Carlos rememora cómo se inició la relación que tres años después ha permitido que el animal confíe en ellos. «La primera noche, mi pareja vio los ojos de un animal, pero no hizo caso. La sorpresa fue que al día siguiente volvía a estar allí al anochecer. Y desde entonces hasta hoy, raro ha sido el día que no se ha presentado», explica.

Los primeros encuentros fueron furtivos y no parecía que el vínculo se pudiera estrechar. «Le tirábamos trocitos de comida y los cogía, pero se marchaba rápidamente», recuerda este vecino.

Poco a poco, la distancia entre la merienda, el animal y los humanos fue reduciéndose. «Cada vez le lanzábamos la comida a menos distancia y con paciencia diaria Lizzy fue cogiendo confianza, pero aun así no pensábamos que pudiésemos llegar al contacto físico», comenta. Sin embargo, el cariño demostrado por Meritxell y Juan Carlos conquistó al animal, hasta el punto que finalmente se dejó tocar: «El primer día que se dejó acariciar fue sorprendente. Ahora nos lame la mano para ver si queda algo más de comida, es increíble».

Tres años después, Juan Carlos y Meritxell han sumado a sus quehaceres diarios un momento para Lizzy. «Al principio no lo hubiésemos dicho, pero ahora tiene una rutina. Baja siempre a la misma hora y, si no acude, padecemos por ella. Viene cada día del año y si marchamos fuera se lo dejamos en un punto que ella también conoce y recoge el alimento», dicen.

“Sabemos que es salvaje y no podemos alimentar a todos los animales, pero con ‘Lizzy’ hemos establecido un vínculo especial y en el fondo solo damos de comer a un animal que tiene hambre”

La pareja de Coratxà ha debatido muchas veces sobre la conducta que tienen con el animal, sus pros y sus contras. «Sabemos que es salvaje y no podemos alimentar a todos los animales, pero con Lizzy hemos establecido un vínculo especial y en el fondo solo damos de comer a un animal que tiene hambre», apuntan.

Los dos tienen claro que «un día puede que no vuelva». «Pero ahora es como una mascota para nosotros a la que tenemos mucho cariño. Viene cada día del año y si marchamos fuera, le dejamos la comida en un punto que ella conoce», concluyen. Sin duda, un ejemplo más de que el entendimiento con los animales no tiene límites.

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