Historia de una mascosta, cuyo extravío pudo costar seis mil euros

VINARÒS NEWS

Desde diciembre pasado, el vinarocense Juan S. Polo ha vivido unos meses de auténtica pesadilla. Ocurrió el día de Navidad, cuando su perro, Pepe, un pequeño gos rater valencià de cinco años, se escapó de su domicilio y estuvo perdido por Vinaròs durante aproximadamente tres horas. Una pareja localizó el can en la zona de Fora Forat, lo entregó en las dependencias de la Policía Local y los agentes lo devolvieron a su propietario. Este recibió luego una notificación por abandono de un animal de compañía.

Dos semanas más tarde, a mitad de enero, le llegó una resolución por la cual le informaban de que la infracción estaba calificada como «muy grave», según el artículo 48.3.C de la ordenanza municipal correspondiente, y que la sanción era de nada más y nada menos que de 6.010 euros. Tenía 10 días para presentar alegaciones o abonar la mitad de la multa en ese plazo.

A partir de ese momento, Polo decidió buscar un abogado para presentar alegaciones y un recurso de reposición, argumentando que en ningún caso se había abandonado al perro, adjuntando las vacunas al día, informes veterinarios, la tarjeta identificativa y su pasaporte europeo, la comprobación de que tenía microchip y un seguro de responsabilidad civil para cualquier perjuicio que la mascota causara. El vecino ha tenido que esperar meses de incertidumbre y desesperación por la situación.

Además, en lo que consideraba una «enorme injusticia», inició una recogida de firmas que estamparon más de 800 personas en 10 días para pedir la retirada de la sanción. Caso archivado Por suerte, Juan ya respira tranquilo, puesto que han atendido sus alegaciones y han resuelto archivar el caso por «un error de tipificación y graduación del hecho denunciado». Todo ello, sin tener que acudir al juzgado.

Asegura que hay que pasar página, pero quiere evitar que estos casos vuelvan a suceder. «Deseo que los responsables se lo hagan mirar», indica. Pepe apareció en su vida en el 2013, cuando asegura que estaba sufriendo una depresión. Lo define como «inquieto, valiente y travieso, pero muy leal». También destaca que lo conocen más que a él. «Tanto que hay gente que me llama Pepe», señala. Como desde entonces, sigue disfrutando de su compañía a todas horas, pero bien sujeto y sin quitarle ojo para evitar otro disgusto como el que tuvo las pasadas navidades.