CARMEN LLOPIS
Los cambios en el mundo laboral han introducido la necesidad de realizar una formación continua y permanente que permita a las personas que trabajan mantenerse actualizadas y productivas, aplicando en su trabajo las últimas tendencias de su sector y los elementos más innovadores, con una base tecnológica.
Por lo tanto, el aprendizaje, como tal, se prevé que se extienda a lo largo de toda la vida laboral, pues siempre habrá necesidad de entender y asimilar ideas nuevas.
Alexander Kapp, filósofo alemán, en 1833 propuso el término andragogía para describir que el aprendizaje, en el caso de los adultos, no dependía únicamente del profesor, sino también de las reflexiones y de las experiencias vitales de los adultos mas tarde y el educador americano Malcom Shepherd Knowles (1913-1997) sigue esta propuesta.
Las personas adultas se motivan en torno a necesidades y centros de interés, porque busca llenar su necesidad de seguir ampliando sus experiencias de conocimiento.
El modo de aprendizaje adulto está centrado en la realidad, por tanto, la formación se ha de construir no sobre temas para adquirir conocimientos, sino sobre situaciones y cuestiones vitales.
La experiencia es el factor más grande de aprendizaje y formación, analizar la experiencia y construir a partir de ella es fundamental.
Los adultos aspiran a autoformarse, no a ser conducidos, por lo tanto, las relaciones han de ser comunicativas: bidireccionales o multidireccionales.
En las nuevas sociedades tecnológicas, la producción del conocimiento ha de realizarse no sólo desde la perspectiva de los expertos o las máquinas, sino también desde la de otros colectivos, usuarios del conocimiento, agentes sociales, grupos en los que participo… que intervienen, dialogan, comparten
- CARACTERÍSTICAS
Desde la perspectiva de la formación son muchas las diferencias de las personas adultas de las que se encuentran en otras etapas de la vida (niños, adolescentes), pero entre las más importantes podemos destacar las siguientes:
– La necesidad de saber, un primer paso es la toma de conciencia, un adulto exige la utilidad de lo que va a aprender. No le vale el ir a estudiar porque le toca, va libremente y quiere saber dónde se mete y para qué. Motivación
– El autoconcepto del adulto es distinto del adolescente porque se consideran responsables de sus propias decisiones en la vida. Tienen, por lo tanto, una profunda necesidad psicológica de ser tratados como personas capaces de autodirigirse. Las relaciones que establecen con las otras personas que intervienen en su aprendizaje y formación han de respetar unas mínimas reglas democráticas y comunicativas. Autonomía
– La importancia de la experiencia que han ido adquiriendo en múltiples situaciones, desde el trabajo, votar o comprometerse en alguna institución, organización… desde ellas han ido construyendo nuevos aprendizajes, no solamente con el saber académico y el estudio. Ese saber de la vida, necesitan ponerlo en común, estructurarlo, completarlo, terminarlo de comprender. Experiencia
– Desaprender lo que no deja leer la realidad. Para ciertos autores los conocimientos adquiridos tradicionalmente tienen que desmontarse si se quiere tener un conocimiento adecuado del presente, de la realidad. Hay que desaprender lo que no deja leer la realidad con códigos y categorías del presente. Reflexión
Desaprender nos libra de la resistencia al cambio. Es verdad que el pasado agiliza y acelera el aprendizaje porque lo integra en unas experiencias vividas, pero otras veces lo puede frenar porque suele resistirse al cambio y a nuevas informaciones.
– Aprender transformando la experiencia. Solamente a través de una confrontación dialéctica entre distintas visiones, un determinado saber puede ser rectificado. Sólo puede haber aprendizaje si se establece esa relación dialéctica con los saberes anteriores y contra los saberes anteriores. Se trata de transformar los conocimientos adquiridos anteriormente en conocimientos nuevos. Implicación
– La voluntad de aprender. Los adultos asimilan mejor los conocimientos, las competencias, los valores y las actitudes cuando éstas se presentan en un contexto de aplicación a situaciones reales.
– La libertad de aprender. Las personas adultas aprenden porque quieren, no por obligación y son mucho más sensibles a motivaciones intrínsecas que a motivaciones extrínsecas.
– La orientación del aprendizaje. Al contrario que los niños y adolescentes, cuyo aprendizaje está centrado en torno a un tema, los adultos lo hacen en torno a un problema, una tarea, una situación. Aprenden en situaciones complejas y para situaciones complejas que implican interacción e interdisciplinaridad. Lo complejo es para ellos lo interesante y lo que realmente se encuentran en la vida. Lo que no se encuentran son los temas aislados muchas veces descontextualizados. Diversidad
- Dinámicas
– Satisfacer necesidades y aspiraciones sentidas que posibilite y facilite su participación real en la construcción social de la realidad.
– Un modelo basado en responder a desafíos del presente y no a carencias de un conocimiento académico que no pudieron adquirir durante otra época. Todas las personas necesitan aprender a lo largo de toda su vida independientemente de que tengan deficiencias académicas o no. Son los desafíos del presente y del futuro los que prefiguran el nuevo perfil de necesidades básicas de formación.
– Una dinámica de estructuración de la información y no de acumulación. El poder no está en quien tiene información sino en quien sabe utilizar la que tiene disponible.
– Una dinámica dialógica. El conocimiento no ha de considerarse como un producto exclusivo de expertos que lo transmiten y propagan sino como un producto social fruto de la colaboración de diferentes agentes que intervienen desde diferentes perspectivas – colaboración-.
No se puede acabar la sesión sin evaluar juntos el proceso vivido y compartir las nuevas preguntas que se nos han planteado. Si alguna de ellas fuese relevante para el grupo y éste desea trabajarlo, volvería a comenzar todo el proceso.