De aquí y de allá: Delirium tremens
DE AQUÍ Y DE ALLÁPENSAMENTSVINARÒS MAIL 18 octubre, 2023 Vinaròs News
MANUEL MILIÁN
Nunca había visto tanto riesgo a consecuencia de una coyuntura política desde el año 1975, cuando falleció Franco. Aquel era un cambio de época que, también anunciaba una transformación del sistema como respuesta del asesinato de Carrero Blanco, y que supuso la ruptura del conocido “atado y bien atado” en palabras del viejo general. No obstante, gracias a unas confidencias que se me hicieron llegar, el general gallego había apostillado: “y a los cinco años, lo que lo pueblo español quiera”.
Ahora el paisaje es más abrupto: no hay Rey expectante, sino Rey doliente y en riesgo; no hay horizonte de expectativas con esperanza, sino tenebrosas nubes en la perspectiva económica; no existen ánimos de “puente” entre ambas orillas del río, sino todo un despliegue de confrontación desde la orilla izquierda. ¿Ánimo de diálogo? Ni está, ni se lo espera…. Nunca existió una amenaza más patente para la democracia de 1978 como la demencial aventura que hoy lleva a cabo Pedro Sánchez, bien sea por acción o por reacción. Cerrar la puerta al otro gran interlocutor (11 millones de españoles) es animar al suicidio, estimular el choque o devolver a los tenebrosos tiempos de las dos Españas. ¿Es consciente Pedro Sánchez de la magnitud de su desafío? ¿Son conscientes los ciudadanos del perfil cada vez más “chavista” que está cobrando la deriva de las nubes de tormenta que se ciernen sobre nosotros?
Mi mente se llena de los ecos de las confidencias vividas durante años con el presidente Tarradellas en su exilio de Saint Martin Le Beau, en la Casa dels Canónigues o en su piso de Vía Augusta. Su mensaje era contumaz, persistente y absoluto: “¡¡Nunca más los hechos de Octubre!!” Era su pésimo recuerdo de los infortunios del 6 de octubre de 1934: la desafortunada fecha del paso adelante del presidente Companys. A continuación, la prisión, la Guerra Civil y para Companys, la muerte. Tarradellas era tan persistente en esta aseveración, como en su empecinada desconfianza de los vascos: “Siempre nos han dado por el c… a los catalanes”.
Dos aseveraciones, dos sentencias… y así estamos: el seguidismo de los vascos filoterroristas (Bildu) y el alba de “los hechos de octubre” en perspectiva de una negociación que nos puede llevar al descarrilamiento democrático, o la suplantación “chavista” de la democracia constitucional del 1978. ¿Éxito o fracaso?
Dentro de mi considerando estimativo, es más de lo segundo que de lo primero. Un “éxito” de Puigdemont puede dar luz a una “tormenta” española sin precedentes. Un “fracaso” de Puigdemont precipitaría a Cataluña a un conflictivismo empírico en combustión.
El viejo Tarradellas no vaciló nunca en su sentencia, lo cual a mí me provocaba angustia, y desde la experiencia y reconocimiento de 37 años de exilio, me sepultaba siempre en la reflexión fatídica de un destino. ¿No habrá llegado la hora de glosar el “Por la concordia” de Francesc Cambó? Hay momentos de vértigo dónde por prudencia es aconsejable escuchar a los viejos. Lo decía Platón y lo recibían quienes percibían el rumor del “¡muera Cambó!” que las gentes radicales proferían en la calle durante la II República. Necesario es decir las cosas, defender el carácter y la identidad de un pueblo, pero no menos urgente es la cautela de los experimentados y de quienes atesoran vivencia de la historia y gran sentido de la oportunidad. Un poco de cordura no estaría mal. Por eso, Jaume Balmes escribió El criterio viendo como el general Espartero bombardeaba Barcelona el 3 de diciembre de 1842.
Creo que se debe cambiar de escenario, si se quiere llegar lejos.