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BARTOMEU ROIG El aforo citrícola, que la Conselleria de Agricultura elabora cada año para tener una aproximación de la producción, muestra en los últimos...

BARTOMEU ROIG

El aforo citrícola, que la Conselleria de Agricultura elabora cada año para tener una aproximación de la producción, muestra en los últimos años que en el caso de Castellón hay notables variaciones al alternarse años de fuertes incrementos con otros de merma considerable. La campaña que está a punto de llegar a su fin fue un ejemplo de baja recolección, a lo que se unió la virulencia de la plaga del cotonet. Ahora se espera una mejora, pero esta podría ser menor a la esperada en un principio por las temperaturas elevadas de las últimas semanas y fenómenos meteorológicos adversos.

El secretario general de la Unió de Llauradors, Carles Peris, estima que en la provincia se esperan unas 600.000 toneladas recolectadas, por las 550.000 de la campaña actual. De ellas, la mayoría corresponden a la estrella de la citricultura castellonense, la clemenules. De una cosecha de 310.000 toneladas se pasaría a 350.000. Este primer cálculo podría haber sido mayor, pero en el mes de abril se produjeron fuertes lluvias, que dificultaron el proceso de floración. En cambio, ahora se está pendiente de las sucesivas olas de calor. «Hay un mayor estrés hídrico y si no llueve puede haber problemas de calibre», señala, lo que perjudica a la cosecha y las ventas. En cuanto a las cotizaciones, los primeros tratos de precios para la nueva campaña están por encima de la media de la temporada a punto de finalizar, pero ya se advierte de que esta mejora no compensa el aumento de los costes.

Clementinas

Según AVA, los comercios tratan las primeras clementinas con unos precios de 28 céntimos por kilo. Para el presidente de esta asociación agraria, Cristóbal Aguado, «hay quien puede pensar que es un buen precio después del desastre de la pasada campaña, cuando las cotizaciones de las naranjas se hundieron por debajo de los 0,10 euros por kilo, pero si hacemos números y vemos cómo se han disparado todos los costes, se trata de cantidades que conducen a los productores a la ruina». La suma de todos los gastos de producción está en 39 céntimos, con lo que la pérdida es de 11 céntimos. De nuevo, no salen las cuentas para el citricultor.

La campaña 2021/2022 ha estado marcada por los estragos del cotonet. El aforo de la Conselleria del pasado año vaticinó un descenso de la producción del 40%, en la clemenules y del 28% en el conjunto de variedades. Algo que tuvo como principal responsable a este insecto, junto a la fuerte granizada del mes de agosto pasado. En cambio, las expectativas sobre el cotonet son algo más positivas para la nueva temporada. De una afección del 27% se espera pasar al 21%. Sigue siendo una cifra muy elevada, pero por primera vez desde que la Unión Europea retiró la autorización para los productos fitosanitarios a base de metil clorpirifos se espera una ligera regresión. La Conselleria destinará 10,2 millones de euros entre acciones biológicas y ayudas para los agricultores afectados.

Uno de los nuevos quebraderos de cabeza para el sector primario, especialmente en cultivos de regadío, es el incremento de la factura eléctrica, que según la Asociación Valenciana de Agricultores se ha duplicado en el último año. Los productores sufren los estragos de la escalada del kilovatio hora, mientras que el ambiente seco de estas semanas obliga a regar con una mayor asiduidad.

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