Patrimonio de Vinaròs (IV): Ermita de San Gregorio

ALFREDO GÓMEZ

A 1 Km. escaso de la población, en la carretera que conduce al santuario de la Misericordia, se encuentra el ermitorio dedicado a San Gregorio.

La ermita fue levantada entre 1780 y 1799 según el proyecto y dirección del arquitecto e hijo de Vinaròs, el agustino Fray Pere Gonel, autor de la Capilla de la Comunión en el Convento de San Agustín y de la sacristía nueva de la Parroquial. La tradición de la devoción a San Gregorio se remonta en la comarca al siglo XVI. Santo protector contra las plagas del campo, y en concreto contra la enfermedad de la vid, cultivo muy extendido antaño en Vinaròs, era lógico que los labradores le tuviesen como su santo benefactor. Y fue a iniciativa del Gremio de Labradores cuando, el 26 de diciembre del año 1779, se acordó erigirle una ermita por haberles librado de una plaga de langostas. La primera piedra fue colocada el 9 de mayo de 1780 y años después -en 1799- tal y como reza el frente de la bóveda de entrada- se abría al culto para acoger las romerías en honor al Santo. San Gregorio es una ermita típica del siglo XVIII. Está levantada con planta de cruz griega, cubierta en su centro con cúpula sobre pechinas, y sacristías laterales, predominando el estilo corintio en su decoración. Los brazos se cubren con falsa arista y el altar con cuarto de esfera. Las pilastras que sostienen la cúpula son de base cuadrangular y descansan sobre un alto pedestal. Poseen sus ángulos retranqueados y vienen rematadas por capitel compuesto, de rico ornato. Su interior queda recorrido por una cornisa adornada con dentellones, ovas y follajes pintados. Los muros, lunetas y pechinas aparecen decorados con una serie de frescos esgrafiados, de carácter alegórico, relativos a las plagas del campo, aunque debido a la humedad se encuentran en un estado deficiente de conservación. Para mayor desgracia, en el año 1902, el interior del templo quedó inundado más de dos metros por el desbordamiento del cercano río Cervol.

En su interior puede aun contemplarse parte del frontis de altar que albergaba la imagen del Santo titular, construido por el escultor vinarocense Juan Bautista Nicolau a finales del siglo XVIII. Su fachada muestra una portalada telescópica de estilo compuesto, flanqueada por dos pilastras en cuyo friso aparece un escudo. El segundo cuerpo, abarrocado, acoge la hornacina que albergaba en su día la figura del Santo. Junto al templo se encuentra la que antaño fue la casa del ermitaño, en su día acondicionada como aula de exámenes de tráfico. Actualmente el templo permanece cerrado al culto, tras el saqueo que sufriera en la guerra civil del ’36. De organizar su festividad aun se encarga el Club San Gregorio.

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