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La pandemia y Filomena: la tormenta perfecta para los ganaderos La pandemia y Filomena: la tormenta perfecta para los ganaderos
JAVIER ORTÍ, fotos Nacho Blasco Los ganaderos de toro bravo en la provincia han comenzado el año sumidos en la tormenta perfecta. A la... La pandemia y Filomena: la tormenta perfecta para los ganaderos

JAVIER ORTÍ, fotos Nacho Blasco

Los ganaderos de toro bravo en la provincia han comenzado el año sumidos en la tormenta perfecta. A la situación de pandemia que ha paralizado su actividad al completo se ha sumado ahora el paso del temporal Filomena para complicarles la existencia hasta el extremo. La borrasca dejó estampas de postal en todo el norte provincial acompañadas de infinidad de problemas para el sector primario.

Los ganaderos han pasado horas y horas de intenso trabajo para poder completar sus cometidos esenciales. En este sentido se expresa Sergio Centelles, que tiene sus explotaciones en la finca de la Masá de Ares y en Catí. «Estábamos preparados porque en Ares es habitual que nieve en invierno. Allí dispongo de una tolva para alimentar a las reses durante un mes». Sin embargo, según apunta, las jornadas laborales fueron especialmente duras. «Durante cuatro días la situación fue difícil, había una cantidad de nieve muy importante, de hecho, en Ares aún queda muchísima». Su principal preocupación ahora es tener a todos los animales controlados y poder acceder a ellos para comprobar su estado.

«Hemos tenido alguna baja, el animal que no está fuerte padece mucho estas situaciones tan extremas. Por suerte, todos los días pudimos llegar a ellos y garantizarles la alimentación». Si la borrasca les puso las cosas difíciles circunstancialmente, la suspensión de los festejos taurinos por la pandemia les está llevando al límite. «Está todo tan mal con los contagios y fallecidos que a estas alturas ya solo pido salud», aunque no puede evitar alertar de que «al sector taurino nos quieren condenar a desaparecer».

Una de las reivindicaciones es la falta de ayudas y la marginación por parte de la Generalitat. Además, denuncia que el apoyo de la Diputación «ha sido muy pobre». Aún así, esperan poder retomar la actividad este año. «El último de mis animales que se toreó fue en diciembre del 2019, he pasado el 2020 sacando animales directos al matadero». Centelles sigue al pie del cañón para mantener, contra viento y marea, el modo de vida que le legaron sus antepasados y que defiende con orgullo, la cría del toro bravo.

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