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Jaime Federico: De marinero raso a capitán de pesqueros Jaime Federico: De marinero raso a capitán de pesqueros
ANDRUS ALBIOL Jaime Federico, un vinarocense de ascendencia y estirpe pescadora, que con su afán de superación se formó así mismo, pasando de ser... Jaime Federico: De marinero raso a capitán de pesqueros

ANDRUS ALBIOL

Jaime Federico, un vinarocense de ascendencia y estirpe pescadora, que con su afán de superación se formó así mismo, pasando de ser marinero raso a capitanear pesqueros, armador de buques y como colofón final ejercer de Patrón Mayor de la Cofradía. Todo ello apoyado por familiares suyos vinculados al mar, y como no, por su entrañable esposa Consuelo. Ahora, ya jubilado desde hace 17 años, nos recuerda su intensa vida plagada de esfuerzos con sus vivencias, como los escolares, laborales, deportivos, la afición a la tauromaquia y de política como el ser Presidente de los pescadores.  Jaime R. Federico Prats nació hace 74 años en la ribereña calle Sta. Magdalena. 

Sus humildes padres, Jaime y Manuela eran de profesión pescador y remendadora. Tuvo dos hermanas, Manolita y M. Olga. De pequeño fue al colegio el Pósit con otros hijos de marineros, a los maestros R. Adell y A. Carbonell. Cómo al amanecer le entusiasmaba ver entrar las traíñas a puerto, primero tenía que aprenderse la lección de la escuela y luego su madre lo dejaba ir al muelle para que mantuviera con los remos los botes en bahía, con que las tripulaciones desembarcaban el pescado. En las populares fiestas del Carmen, al hacer bous de carrer en las calles C. y Borrás y la suya, a pesar de ser jovencillo ya era el chaval de confianza en ayudar con destreza a montar y ligar las barreras. Luego, durante  éstos días se pasaba horas mirando desde la parte trasera de su casa, a los toros pastando por el improvisado coral en el antiguo campo de fútbol (actual iglesia). Y cuando los soltaban a correr delante de la vaca, cosa que aún ha hecho de mayor.

A los 9 años operan a su padre en Barcelona, y él permanece allí unas temporadas con familiares, que eran almohadilleros de la plaza de toros Monumental, así que lo llevaban a las corridas donde lidiaban las primeras figuras del toreo, culminando su afición por el arte de la lidia. También lo llevan al campo de fútbol de Les Corts donde juega el Barça, quedándose ya para siempre prendado de aquellos cracks blaugrana.

Al igual que los chicos en ésta época participaba en los típicos juegos de barrio, en la playa,  la natación, etc. Por Sant Nicolau competían en torneos futbolísticos contra otros colegios.

Sus pinitos como pescador los efectuó con su tío LAlemán, bogando con un botecillo para pillar sepia a la femella.

Con 10 años, el que era su maestro y a su vez alcalde, R. Adell, lo escogió como responsable para ir a cobrar les chapes (tasas) a los bares, bodegas, etc. de la ciudad, con fines económicos para el Auxilio Social de antaño.

El maestro sugirió a sus padres que era una lástima que el chaval no emprendiera estudios de carrera, puesto que tenía sobrada cabeza para ello, pero como la situación familiar era precaria, ya que su padre no podía trabajar por dolencias y su madre sufrió una embolia, la respuesta fue todo lo contrario muy a pesar de su familia, y tras cumplir 13 años hablaron con el Comandante de Marina y excepcionalmente le firmó un pasavante para poder ir al mar, pero sólo con el barco junto a su tío y bajo la responsabilidad de éste familiar.

Así embarcó con el arrastre ‘Teresa Gombau’ y que a la postre fue durante 9 años, aprendiendo bien el oficio pescador con suma devoción e intensidad.

Para el título de patrón de litoral se examina en Tarragona, pero enseñado por el práctico local Batiste.

Durante tres vedas de arrastre va de marinero a Denia, con barcas de J. Miquel y pescan gamba en la costa argelina.

Su comienzo en el fútbol comarcal fue bajo los auspicios de P. Saleto, que hizo un equipo para ir a jugar por los pueblos vecinos, ya que aquí no había campo. Cuando hicieron el campo Selesianos formó parte de equipo O. Mezor, y ganaron la liga local. Al hacerse el Cervol pasó al Vinaròs, C.F como extremo izquierda unos tres años. Una vez reforzó al Amposta en su partido de fiestas contra el Español de 1ª División, que llevó el florete de su plantilla como Di Stefano, Marcial, etc. Evidentemente ganó el conjunto albiazul por 1-7, pero Jaime hizo la proeza de hacer el gol del honor ampostino al célebre guardameta Bertomeu. Al ser rápido con el balón es requerido por el Benicaló de 3ª División, pero declinó la oferta al optar por dedicarse de pleno a mandar un barco arrastrero con todas sus consecuencias.

Como sustenta a sus familiares se libra de hacer el servicio militar. Con 21 años se enrola de tripulante una temporada con el bou ‘Cinta’. El armador vinarocence José Mª Puigcerver le confía el arrastrero ‘Rio Níger’ como patrón y no le defrauda, pues captura abundante pescado en seis meses, pero el dueño vende el bou a la Rápita, Jaime va allí otro medio año. El mismo armador le da a mandar aquí el arrastre ‘C. de Vinaroz’ unos dos años, para seguir efectuando muchas capturas, a base de especies del gran fondo como salmonete, rayas, etc.

Algunas vedas va de marinero al cerco con las ‘R. Solá’ y ‘F. Ayza’.

Tras cortejar con su estimada novia se casaron. Fruto del feliz matrimonio han tenido dos hijos, Jaime, que es el Secretario de la Cofradia de Pescadores, y Pau, que ejerce de cardiólogo en el hospital de la Ribera de Alcira. Los cuáles les han dado tres preciosos nietos, Alexis, Andrea y Aitana.

Patronea una corta campaña el bou ‘Merceneta’, ya que su primo, M. Zapater compra el arrastrero ‘Alample’ y lo hace socio, para patronearlo cinco años. Su comienzo como armador  resultó de lo más rentable, pues seguían pillando mucho pescado.

Una vez estando calados arrastrando el arte tenían a su alrededor diez mangas marinas o tornados, pero por suerte ninguno se les vino encima y siguieron navegando y pescando con el bou.

Lo venden para construirse el ‘Alample II’ y lo manda seis años, pues al ser el barco de madera, los temporales y mistrales le provocaban a menudo vías de agua en sus constantes navegaciones de caladero, ya que abarrotaban a menudo la bodega de maira, etc, y no perdían día de pesca por mal tiempo que hiciera. Así que deciden venderlo y construir otro de hierro, el ‘Alample III’ para que resistiera los embates de la embravecida mar, y lo patroneó 28 años.

Un día de mestral regresaban de alta mar navegando a marcha y el barco se clavó como un submarino en el seno de una ola, para tener que desembragar y al emerger después se pararon ante el constante ruido encima del puente. Su sorpresa fue que el golpe de mar arrancó unos tambuchos con sus botellas de gas, que tenían junto la orla de proa y las puso arriba del puente. La suerte fue que como el barco se había sumergido totalmente, el agua hizo pasar las botellas de butano por encima de las ventanas de cristal del puente en que estaba él y el motorista y las alojó en el techo del puente entre las baradillas.

Otro día de fuerte Llevant se dio la casualidad que sólo había salido él a pescar en todo el Mediterráneo, incluso los grandes navíos como los correos y ferries habían suspendido las travesías. Cuando amaneció la escasa visibilidad les presentaba un panorama dantesco, pues se cernían sobre ellos y el horizonte negros nubarrones que pronto descargaron con intensidad a raudales agua del cielo y que los ambones de cubierta apenas daban abasto en desalojarla, y la tempestad en su locura levantaba del mar unas olas gigantescas que se estrellaban con un estampido crujiente en las amuras del barco. Por radio el Comandante de Marina intentó decirle que la bocana de nuestro puerto estaba cerrada por el oleaje, pero las ondas sonoras no le llegaron y tras la jornada con buena pesca, a la hora prevista encontró perfectamente el camino de entrada a puerto, para capear las olas del temporal entre las dos escolleras portuarias, donde se había congregado un gentío para verlos regresar. Luego se supo que el oleaje había roto la boya de medición de olas que había en el mar al sur de la provincia de Tarragona, y que dio la altura récord de una gigantesca ola 13,58 m. como registró la estación marítima.

Cuando se descubrió un rico pero pequeño caladero al sur de l’Illa, faenado allí a la par con otros barcos, los tuvo que dejar pescando tras el primer y corto lance, ya que las capturas que izó a bordo le rebasaban la orla y además no tenían bastantes cajas para poner el pescado.

En otra mestralá partió también él solo al mar rumbo a las Islas Columbretes en busca de l’orá. El mar era todo un blancal, o sea, toda la superficie del mar que alcanzaba la vista estaba teñida de blanco, pues las rachas del huracanado aire levantaban el agua con su blanca espuma volátil. Llegados a sitio, su experta tripulación intentaba tirar al mar la corona por la popa, a barlovento, pero el pertinaz vendaval se la devolvía otra vez hacia bordo. Tras varios intentos lograron su propósito y pescaron 200 de aquellas cajas de doradas.

A los 58 años de edad optó por jubilarse al tener problemas de salud, ya que se hizo insulino-dependiente, de manera que la diabetes le mermó vista, etc.  Pero siguió de armador del barco cinco años más, hasta que desguazó el barco, de manera que en 2002 fue elegido Patrón Mayor de la Cofradía. Cargo que desempeñó con ilusión los 4 años del mandato. Un gran problema que afrontó en su legislatura, fue el intento de instalación en la costa vinarocense de un enorme Parque Eólico, y encabezó la negativa local y comarcal en representación del sector pesquero, etc., para lograr al fin entre todos los afectados, que desistiera la empresa que tenía adjudicada la concesión para montarlo.

Hace 6 años como era socio de herencia de padre para la explotación pesquera de la ‘Encañizada’ en el delta del Ebro, decidió aceptar los cinco meses de trabajo que dura la campaña anual, para vivir allí y faenar, comer y dormir junto a solo pescadores en una barraca en medio de la laguna y de los canales en la desembocadura del rio.

Ahora ya, entrado 17 años en la jubilación como pescador activo recuerda con nostalgia sus vicisitudes en las singladuras y periplos en éste mar, para disfrutar de su familia y sus hobyes, como jugar a la manilla, el ir a los bous de carrer de los pueblos del alrededor, y corridas de toros junto a partidos de fútbol en la Tv.

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