Fe i Fets: el obispo Rafael Lasala i Locela
FE I FETSLA NOSTRA GENTPENSAMENTSVINARÒS MAIL 31 desembre, 2017 Vinaròs News
JOSEP MIQUEL BAUSSET
En este 2017 se han cumplido 250 años del nombramiento de Rafael Lasala como obispo auxiliar del arzobispo de València, Andrés Mayoral. Rafael Lasala, que posteriormente fue obispo de Solsona, y que nació en Vinaròs el 7 de agosto de 1716, hizo sus primeros estudios con fray Màxim Locela, hermano de la madre del pequeño, en el convento de San Agustín de Alzira. El 23 de agosto de 1731 vistió el hábito agustino en el convento de San Agustín de València, hizo la profesión el 24 de agosto de 1732 y ocho años más tarde, el 1740 fue ordenado presbítero.
El historiador Vicente León Navarro, en su trabajo sobre el obispo Lasala y el papel de este hijo de Vinaròs en la extinción de los Jesuitas, nos recuerda la opinión que tenia Mollà, uno de sus apologistas, según el cual el obispo Lasala tenia “un entendimiento claro y elevado y un ingenio fecundo y sutil, un juicio severo, una memoria vasta y un saber como innato de lo bello, lo fino, lo original, lo sublime, lo sólido y mejor”. Por eso Mollà predestinaba a Lasala “próspera navegación por el océano de la enciclopedia o ciencia universal contra los escollos demasiado frecuentes de la barbarie. La hinchazón, el plagio, el pedantismo”.
Lasala, estudió Filosofía en el convento de València, se graduó en Artes en 1736 y obtuvo el Bachiller de Filosofía y Maestro de Artes, aprobando “nemine discrepante”. En julio de 1739 obtuvo el doctorado en Teología, también “nemine discrepante”.
En 1740 hizo oposiciones a la cátedra de Filosofía de la Universidad, que ganó el año siguiente y en 1745 obtuvo la cátedra de Matemáticas. Para Mollà, Rafael Lasala, que fue un admirador de la obra del ilustre humanista valenciano Lluís Vives, habría podido ser un Boyle, un Copérnico, un Leibnitz, si se hubiese dedicado a la ciencia en vez de dedicarse a la religión. Lasala fue también académico de honor y de mérito de la Academia de Santa Bárbara, y en su Orden fue, en València, rector de San Fulgencio, prior del convento de la Virgen Mare del Socorro y de San Agustín, además de Prefecto General de Estudios del Reino y Vicario de la Provincia Agustina de València.
A finales de mayo de 1761, el arzobispo de València Andrés Mayoral nombró a Lasala examinador del Sínodo y el 14 de diciembre de 1767, el papa Clemente XIII nombró a este hijo de Vinaròs, obispo auxiliar del arzobispo Mayoral, de triste memoria para los valencianos, debido a su furibundo antivalencianismo, que plasmó en la prohibición del valenciano en los libros parroquiales. Lasala fue consagrado obispo el 20 de marzo de 1768 en la iglesia de San Felipe el Real de Madrid, por el arzobispo de Zaragosa, Juan Sáenz de Buruaga, asistido por los obispos Josep Tormo, de Oriola y José La Plana, de Tarazona.
Posteriormente Rafael Lasala fue promovido al obispado de Solsona el 30 de octubre de 1772, siendo preconizado por el papa Clement XIV el 15 de marzo de 1773. Tomó posesión de la diócesis el 17 de junio de aquel mismo año y entró en Solsona cinco días después, el 22 de junio. Fue el obispo Lasala quien construyó el palacio episcopal de esta diócesis.
En Solsona celebró un sínodo el 1783 y, con ilusión e interés supo acoger y adaptarse a la lengua de sus diocesanos, utilizando el catalán en la conversación y también en la predicación. Incluso recomendó a sus sucesores que utilizaran la lengua del pueblo, consejo que habrían de seguir los obispos y los presbíteros valencianos en servicio pastoral, para de esta manera encarnar la Iglesia Valenciana en la cultura de los cristianos valencianos, que son los que los obispos y los presbíteros han de servir.
El obispo Rafael Lasala hizo cuatro visitas “ad límina”, los años 1773, 1777, 1781 y el 1788.
Fray Josep Mollà, que en el elogio fúnebre que hizo de este obispo de Solsona, definió a Rafael Lasala como un “obispo eminente en grandes dotes”, destacó en Lasala “su siempre risueño aspecto, la dignidad y dulzura de sus modales, la nobleza, claridad y sublimidad de su ingenio”.
El obispo Rafael Lasala promovió la instrucción del pueblo por medio de misiones populares y también del clero, con ejercicios espirituales y conferencias morales. Lasala se distinguió por su espíritu caritativo, sobretodo en la epidemia que azotó Solsona el 1783.
Rafael Lasala favoreció a los escolapios y fue un claro antijesuita y por eso fue él mismo quien redactó el Dictamen a favor de la extinción de la Compañía de Jesús.
El obispo Rafael Sala, pastor celoso y solícito, murió el 17 de junio de 1792. Fray Josep Mollà, en el elogio fúnebre de Lasala, calificó el obispo de Solsona como “ínclito Paysano, insigne Profesor, Hombre verdaderamente Religioso, Sumo Sacerdote sobre manera benemérito de la Patria, de la Escuela, de su Orden, de la Iglesia”.
Por lo que respecta al otro apologista de Lasala, Vicente Guerau, definió al obispo de Solsona como un gran predicador: “És es entre los filósofos un filósofo enterado de los sistemas antiguos y de los modernos. Y entre los teólogos es un moralista racional, escolástico sutil, místico exactísimo: a más se halla versado en Historia Sagrada, eclesiástica, profana y fabulosa”.