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MANUEL MILIÁN     Siguiendo a Jaime Balmes en su espléndido libro El criterio, uno acaba concluyendo que la razón de los que piensan con...

MANUEL MILIÁN

    Siguiendo a Jaime Balmes en su espléndido libro El criterio, uno acaba concluyendo que la razón de los que piensan con realismo la vida es causa suficiente para iluminar el camino de la existencia humana y de la convivencia en sociedad. El pagès (labrador), o el pastor de mi niñez, en casa de mis abuelos, eran un monumento de razonabilidad, de lógica natural, de coherencia y, en especial, de consistencia en sus pensamientos. Siguiendo estas pautas, los catalanes, cuando hablamos, “enraonem”. Es decir, hablar es sinónimo de razonar ¿Y me interrogo: es hoy Cataluña así? Dudo que alguien en su cordura lo pueda afirmar. Vivimos un eclipse de seny inusitado, y, al decir de Josep Pla, hemos entregado nuestra alma a la rauxa, la locura, la sinrazón, a menudo movidos por ideas “argentinas” (Dante Fachin, Pisarello, et alii), o, por  la tentación revolucionaria de quienes pretenden destruir el sistema económico (anticapitalismo) y político (muerte a la Constitución del 78 y default de la Transición). La CUP y los podemitas saben bastante de ello.

     Sin embargo, no va por ahí la solución, aunque lo siento por el romanticismo (¿?) de sus agentes. En algo se da la coincidencia de la Razón: guerra a la corrupción, cárcel para los corruptos. Si Artur Mas desvelara la verdad de su loco punto de partida, confesaría su intento de fuga del escándalo de su partido con el 3 %, o más. Que un problema de financiación fraudulenta de partido desate las furias de la brutal tormenta política actual es algo que nadie en su razón alcanza a entender, salvo los empresarios-fault subvencionados, las organizaciones civiles alimentadas por el riego de recursos públicos y los dementes que pretenden encender la revolución sin un programa alternativo viable. Sucede como en Argentina, que el peronismo ciega toda perspectiva en el campo del pensamiento social y político.

     En mi caso las utopías siempre han producido un espasmo de recelos, de sospechosas vocaciones solidarias (el fascismo, el nazismo, el comunismo soviético…) que arruinaron con terribles guerras el siglo XX ¿Regresamos al eclipse del realismo social? ¿Soñamos la Arcadia improbable del maná que alimenta sin trabajo, sin mesura, sin esfuerzo? ¿Las demenciales propuestas de la CUP nos han chamuscado  el cerebro? Que solamente 10 diputados se lleven de calle a todo un Parlament de Cataluña (135 escaños) es para exigir un escáner que revise el cerebro de todos los políticos catalanes. Los unos y los otros. Y no estaría de más escanear a todo el Congreso de diputados, incluido el Senado del Reino. Nunca vi tanta sinrazón, ni tanto melón ocupando un escaño. Y, ¿son ellos quienes nos tienen que traer la solución? “Vuelva usted mañana”, como dijo Mariano José de Larra.

     Hay tanta fe perdida por el camino que muchos seremos los que quizá no volvamos mañana, pues la edad carga las baterías de la Razón, como la juventud incendia la pasión que obnubila. Lo tenía muy claro el viejo Platón, que, aún en su idealismo exigía virtud, castidad, senectud y sabiduría a quienes debían regir los destinos del pueblo.  Ahora los planos se han invertido (pervertido, diría yo) y la juventud es el valor único y la experiencia es la negación de todo futuro ¿No será eso un monstruo de la Razón? ¿No será, acaso, la constatación del aviso bíblico: “El número de los tontos es infinito”?

Tal vez mi refugio singular del seny individual sea el silencio, o la soledad eremítica, pues la sociedad ha tomado el camino del precipicio. No me place lo que veo y lo que atisbo. Quizá por ello acudo a Pablo Neruda y me refugio en su Confieso que he vivido, magníficas memorias del Nobel chileno; pues tengo serias dudas de que podamos vivir algo más y mejor de lo que hasta hoy hemos vivido, señores políticos corruptos e insensatos.

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