Vinaròs y Alcanar: grandes productores de pavos de España

EMILI FONOLLOSA

La ciudad de Vinaròs está considerada como la de mayor producción de pavos de España, gracias a las diferentes granjas que trabajan a pleno rendimiento en su extenso término municipal e incluso también en el de poblaciones vecinas como Alcanar.

Ha llegado a ser el punto de producción de pavos más importante de toda la Unión Europea, antes de la competencia de otros países como Rumania. La granja Trini, situada en el término alcanarense a corta distancia del de Vinaròs y cuyo propietario es el vinarocense Juan Carlos Gras Matamoros, es un buen ejemplo para constatar el riguroso cuidado con el que se engordan los pavos antes de convertirse en alimento. “El que esta zona tenga tanta producción no tiene una razón concreta, aunque sí influyen las buenas condiciones meteorológicas que tenemos aquí, por ello también hay abundancia de granjas de pollos” decía.

  En el momento de acudir VINARÒS NEWS a visitar la granja, había aproximadamente 7.500 pavos, de cuatro semanas de edad. Las hembras estarán 10-12 semanas y el macho 17-20. Deben estar separados porque de lo contrario se “pican” entre ellos. Cuando llegaron a la granja, eran recién nacidos, tan solo tenían un día de vida y cuando la abandonarán iránd directamente al matadero. Los polluelos llegan habitualmente procedentes de Reus, pero también de una incubadora de Tortosa e incluso en ocasiones, los traen desde otros países como Francia. Cada cargamento recién llegado se compone de unos 12.000-14.000 ejemplares. Esta cifra depende de las dimensiones y capacidad de cada granja a los que son llevados (la granja Trini es de proporciones medianas). Los mataderos de Tortosa y Amposta serán su punto de destino cuando finalicen su estancia en estas granjas de integración.

Gras, siguiendo la tradición familiar, ha apostado por dedicarse a la explotación comercial de pavo, aún reconociendo que el pollo es mucho más fácil y rápido de mantener. “Tan pronto se cargan los pavos en los camiones, en seguida hay que limpiar, retirar la gallinaza, desinfectar, vienen a hacer las pruebas, si salen correctamente, hay que ponerse de inmediato a preparar la llegada de la nueva remesa”. Durante el primer mes y medio, son muy difíciles de cuidar, “hay que estar muy pendientes de ellos, son muy delicados, hay que tenerlos a buena temperatura, 32-33 grados (cuando son mayores se baja a 22.23 grados), que no les falte nada…”. “Esos primeros días debes tener la luz encendida las 24 horas del día, al igual que la calefacción”. El que en navidades se dispare su consumo para las granjas apenas se nota, “tenemos un ritmo de trabajo similar durante todo el año”.

Son alimentados a base de cereales, hay uno especial para la primera edad, que dura 14 días y después se van añadiendo ingredientes, hasta cinco o seis tipos diferentes de pienso. De mortalidad de animales, se registra solo un 4-5 por ciento, un porcentaje muy bajo como destaca este granjero de Vinaròs. Las granjas del sur de Tarragona cuenta con un espacio próximo a cada granja donde depositar los animales fallecidos, mientras que los granjeros castellonenses deben desplazarse hasta unos lugares concretos lo que para algunos supone realizar un largo trayecto.

Los controles sanitarios y de higiene son rigurosos y constantes, de hecho cada semana tienen algún tipo de inspección. “Nos hacen revisiones semanales: análisis de agua, salmonela…. Y es que lo importante es hacer calidad de animal, no cantidad”. Ya al acceder y salir del recinto de la granja se nota esta escrupulosa higiene: todos los vehículos pasan necesariamente por una zona anegada con un desinfectante para que las ruedas queden completamente limpias.

La meteorología adversa afecta a las condiciones de los pavos, si por ejemplo son días de gran humedad, el animal se ensucia mucho más.

El sector ganadero tiene dificultades para encontrar jóvenes dispuestos a dedicarse a él, pero “tenemos la ventaja de que las personas no podemos dejar de comer, así que las granjas no pueden dejar de existir” comentaba Gras.

Este trabajo es muy sacrificado porque “no hay sábados ni domingos, ni ningún tipo de fiestas, pero si lo haces a gusto, es gratificante”. “Es complicado que resulte atractivo para los jóvenes; aunque da para vivir, pero no es para tirar cohetes”. Por otra parte, los beneficios económicos no pueden preverse con exactitud, “nunca sabes lo que cobrarás, pasamos por diversos cánones sobre el peso del animal, el bienestar del animal, si llegas al tanto por ciento de bajas, etc.”.

Este subsector aviar no atraviesa su mejor momento, como tantos otros, en los últimos años varias granjas han abandonado la crianza del pavo. Los costes de producción comienzan a ser demasiado elevados para el productor.

“El granjero vive por el animal y el animal vive por el granjero, el pavo es para nosotros como una persona, debemos evitar que esté estresado, si hace mucho sol no debes “molestarlo”… Aquí dentro tenemos un pueblo y debes saberlo tratar, por ejemplo, si algún animal sufre un problema, tenemos una parte que es la enfermería a donde lo dejamos apartado de los demás que están bien”. También destacaba el sumo cuidado con que son dejados en la granja y después retirados para ser llevados al matadero. Además, destacaba que las administraciones públicas prestan su apoyo constantemente.

Juan Carlos Gras lleva 5 años al frente de su granja de pavos, pero desde jovencito que está dedicado a ella, cuando la dirigía su padre. Es uno más que consigue que ni en navidades ni en el resto del año falte en un plato este animal cuyo peso oscila entre los 7 y 14 kilos.