Protestan en Peñíscola por la falta de mantenimiento en los márgenes de la CV-141

BARTOMEU ROIG

Las obras en la carretera CV-141 de Peñíscola, destinadas a la mejora de la seguridad en uno de sus tramos, ya están en marcha desde hace unas semanas. Pero hay vecinos de urbanizaciones colindantes a esta infraestructura que esperan el desbroce de los márgenes del vial.

Una actuación que tiene lugar de manera periódica, y que facilita la visibilidad en las numerosas conexiones en los accesos entre las viviendas y el trazado. «No sabemos la razón, pero este año no se han cortado las hierbas, y alcanzan una gran altura», comentó una vecina.

El alcalde, Andrés Martínez, indicó que la competencia en este asunto es de la Generalitat, titular de la infraestructura. El viernes se reunió con representantes de una comunidad de propietarios, que quiso transmitir su «preocupación por el estado de dejadez que presenta la CV-141», indicó. Según explicó a los afectados, desde el consistorio ya comunicaron a la administración autonómica la situación. «Ante su inacción, el Ayuntamiento tomará cartas en el asunto», concluyó.

El primer edil esgrimió un escrito presentado ante la Unión Temporal de Empresas (UTE) encargada de la conservación de estas carreteras, con el fin de que procedieran a una solución y aplicar un tratamiento herbicida, sin que por el momento se hayan dado novedades. Este vial constituye la principal puerta de entrada al centro de Peñíscola desde la carretera nacional 340 y la autopista AP-7 y, según los datos de la Conselleria de Infraestructuras, registra un elevado tráfico de vehículos en los meses de mayor afluencia turística. Un problema al que se añade la gran cantidad de urbanizaciones situadas a ambos lados de la calzada. Por esta razón, en los próximos meses se ejecutan obras por valor de más de un millón de euros, con el fin de evitar giros a la izquierda y limitar los riesgos para los usuarios.