Monroyo quiere seguir siendo “parada y fonda” de la N-232

COLABORACIÓN ESPECIAL DE LAURA CASTEL, DE LA COMARCA

Son muchos los conductores que ahora han vuelto a pasar por Monroyo y no han optado por vías alternativas para sus viajes a Castellón o viceversa.

Sus curvas cerradas, el asfalto en mal estado y los tramos estrechos habían provocado que la N-232 a su paso por Monroyo se convirtiera en un cuello de botella para el desarrollo del Bajo Aragón Histórico que los conductores que podían se evitaban. En muchos casos, por entrar al Bajo Aragón por Zorita -Aguaviva a su llegada a Morella; y en otros, por entrar a la comunidad por la N-420 desde Gandesa.

Una mejor carretera que puede traer más viajeros pero que al mismo tiempo aparta de Monroyo la carretera de la que ha vivido toda su vida. La localidad llevaba muchos años reclamando que se terminaran las eternas obras de la N-232 pero al mismo tiempo quiere seguir siendo la gran área de servicio de la zona. «Ahora estamos en un momento de incertidumbre porque no sabemos qué va a pasar pero, al mismo tiempo, confiados e ilusionados. Los clientes conocen de nuestro buen hacer y llevábamos mucho tiempo esperando que se abriera la carretera. Mi padre ya construyó la estación porque iban a hacer la carretera hace 50 años», explica Yolanda Guarc, responsable de la estación de servicio.

Son muchos los negocios que nacieron al calor de la vía y que ahora quieren seguir siendo un lugar de parada de los conductores. «Somos un pueblo pequeño, solo tenemos poco más de 320 habitantes censados pero contamos con mucha gente joven que se ha quedado aquí. Queremos mantenernos e incluso crecer con la oportunidad que supone el paso de más viajeros. Por ello, trabajamos para ofrecerles el mejor servicio», explica César Lombarte, propietario de la Posada Guadalupe.

Véalo completo en LA COMARCA.

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