Los pescadores de Peñíscola consideran urgente el dragado del puerto

BARTOMEU ROIG

Los fuertes temporales registrados durante este otoño, sumado a las características estructurales que tiene la entrada del puerto de Peñíscola, vuelven a provocar una limitación en el calado de la bocana, lo que supone una inquietud para los responsables de las embarcaciones que tienen sede en estas instalaciones.

El patrón mayor de la cofradía, Miguel Castelló, explica lo ocurrido hace tres semanas: «Tuvimos fuertes rachas de viento y, ante los problemas que íbamos a tener para maniobrar, la mayor parte de la flota optó por no salir a faenar ese día». «Solo una barca de arrastre dio el paso», dice. Esta circunstancia se da cuando apenas se cumple un año de la última operación de dragado. Una medida que supuso un coste de cerca de 300.000 euros a la Conselleria de Obras Públicas. «La consellera hizo una visita a las operaciones y ya en ese momento le expusimos que la mejor opción sería estudiar el alargamiento de la escollera, de modo que la bocana quede menos expuesta al movimiento de la arena», afirma Castell. Una idea que, por el momento, no ha recibido respuesta.

Este último dragado en Peñíscola fue el primero que se practicaba en el último lustro, tras la insistencia manifestada desde el sector pesquero. El patrón mayor comenta que la maquinaria para realizar estas operaciones está en Benicarló. Propone que sería «una buena opción que, una vez acabado el trabajo en el puerto vecino, pueda pasar por aquí unas jornadas y retirar parte de la arena». «De esta forma podríamos aguantar hasta el final del invierno». El representante de la cofradía añade que el conjunto de las instalaciones del puerto de Peñíscola «necesita de actuaciones de mantenimiento, como es el caso de la puerta de acceso al muelle de los barcos de pesca», así como el estado de uno de los faros.