La balsa de agua dulce del puerto de Peñíscola vuelve a acumular suciedad

BARTOMEU ROIG

La balsa de agua dulce que conecta el recinto portuario de Peñíscola con las murallas cercanas al portal de Sant Pere vuelve a mostrar un estado de dejadez considerable. Las características de este espacio, construido en 1995, obligan a hacer un mantenimiento continuo, ya que, de lo contrario, hay una proliferación de musgo y cañas.

Este es el caso actual, ya que han pasado muchas semanas desde la última limpieza. Ni tan siquiera se desarrolló esta operación con motivo de las pasadas vacaciones de Semana Santa, cuando arranca la actividad turística tras los meses de invierno. No es la primera vez que se aprecia esta mejorable estampa pues, desde hace años, se vienen produciendo quejas de vecinos y empresarios de la zona.

Las competencias sobre la balsa corresponden a Ports de la Generalitat, dependiente de la Conselleria de Obras Públicas, al igual que el resto de instalaciones contiguas. La explanada del puerto es una de las primeras tomas de contacto de cientos de visitantes a Peñíscola cada semana, ya que es precisamente en sus inmediaciones donde se encuentra la zona de aparcamiento de autobuses que llevan a los turistas en excursiones organizadas por el casco antiguo. En las últimas semanas se ha producido un incremento de estas visitas –ayer mismo coincidieron dos grupos con sus correspondientes guías a escasos metros de distancia– con esta actual apariencia como telón de fondo.

Mientras sigue la espera del adecentamiento de la lámina de agua, desde Obras Públicas se han realizado algunas actuaciones en el puerto en los últimos meses. Una de ellas fue la reparación de una parte de uno de los diques, con la participación de buzos en el agua para consolidar las inmediaciones de uno de los faros. Además, se hizo una operación de dragado, a petición de los responsables de la cofradía de pescadores local, debido a la arena acumulada tras los temporales del pasado otoño.