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NOTA DE PREMSA Esta semana el concejal de turismo de Compromís nos ha vuelto aindignar con la presentación de un logo con una nueva...

NOTA DE PREMSA

Esta semana el concejal de turismo de Compromís nos ha vuelto aindignar con la presentación de un logo con una nueva imagen corporativa para Turisme de Vinaròs, y lo hace por el desprecio hacia los concejales de la oposición al haberles ocultado su absurda iniciativa de la que se han enterado en la rueda de prensa junto con el resto de ciudadanos. Quienes se presentaron como los adalides de la transparencia acabaran siendo los de la más negra opacidad.

Lo único que nos satisface de esa iniciativa es que el concejal de turismo de Compromís, aquel que le gustan más las galeras que los langostinos, por lo menos haya mantenido a nuestro crustáceo estrella, el Llagostí de Vinaròs, como nuestro principal símbolo identificativo, continuando el que ya había venido siéndolo desde hace doce años, cuando nosotros lo adoptáramos en nuestra anterior etapa de gobierno.

Porque todo lo demás es un total despropósito que nos hace recular posiciones respecto del emblema utilizado hasta ahora. Otra genialidad más del concejal de turismo de Compromís, similar a su ocurrencia del centro de interpretación turística en el edificio casi en ruinas del puerto, que querrá dejarnos para la posterioridad como recuerdo suyo, ahora que ya está en los últimos estertores de un mandato caracterizado por su inanición, como la de haberlo dejado pasar sin constituir el Consell Local de Turisme. Y es que lo poco que haya hecho se lo han hecho los demás.

Un nuevo logo con un llagostí más abstracto que simbólico, con una geometría circular que lo hace difícilmente identificable – salvo a los que somos de aquí y sabemos de lo que va la cosa que bien podría confundirse con un picudo de palmera o con una navaja albaceteña.

Una dificultad a la que se añade el hecho de haberlo limitado a un solo color, y encima no al naranja y blanco de su piel, sino al azul, un color que sí tiene nuestro Llagostí pero solo en el extremo de su cola con el violeta de la bandera republicana.

Y lo peor, un logotipo por el que el concejal de Compromís ha hecho que el Ayuntamiento le pague a su creador diez mil euros del ala, una buena ganancia por tan poca cosa, aparte del beneficio profesional que le supondrá a su creador el poder anotar en su historial que el Ayuntamiento de Vinaròs le aceptó un diseño que para nosotros deja muy mucho que desear.

Vinaròs, que ha sido cuna de grafistas publicitarios tan importantes como Antonio Carbonell o Paco Vaquer, hoy continua teniendo muchos profesionales de probada competencia en esta rama del arte que, sin ningún lugar a dudas, hubieran sabido
sacar mucho más provecho al nuevo logo de turismo, por estar más identificados con nuestro langostino, desde luego mucho más que lo que pueda estarlo cualquiera que venga de fuera.

Un dinero tirado porque este logo, cuando nuevamente tengamos responsabilidades de gobierno, no se va a utilizar.

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